Cuando abrí los ojos no sabía si seguía entre sueños o al fin había conseguido despertar.
Soñé contigo, con tu mirada.
Una vez contigo desee nunca despertar del sueño de tenerte a mi lado, la noche en que vimos esa estrella fugaz.
Quiero besarte.
Necesito ver tu sonrisa aunque sea por un instante.
Mas ahora ya quisiera despertar al mundo gris donde no estas, porque tu ausencia me está matando.
Tu piel, tan solo un roce por favor, no me dejes morir agonizando.
Deseándote.
Ni el espejo me reconoce ya, ni ya siento la temperatura del aire, ya no soy yo, porque tú ya no estás conmigo.
Te extraño.
En otro lugar del tiempo y el espacio, uno más feliz y brillante, estas durmiendo entre las cobijas.
Casi oigo tu respiración lenta y pausada, casi me pierdo en tu aroma dulce.
Pero no es real, tengo que despertar de este sueño infernal que me lleva la vida, pero sin ti todo lugar esta vacío, entonces no hay escapatoria, cierro los ojos y ahí estas, los abro y te sigo pensando.
De alguna forma tengo que sacar tu imagen de mi mente, así que tomo el pincel y lo sumerjo en las mezcladas pinturas.
La pintura de un sueño, la esperanza de una palabra de tu voz, plasmada sobre el óleo.
Vagamente tengo una idea del tiempo que llevo pintando tu cuadro, pero ya no confió en mi razón, a veces me parece que han pasado meses enteros, quizá es desde hace solo un instante.
O no lo sé, otras veces siento que he pintado por siempre, sin descansar, sin dormir, sin soñar.
Y pinte muchos días mas hasta que tomo forma el cuadro.
El mejor de mis recuerdos y el más bello y odioso sueño que he tenido.
El cuadro mismo emana vida de la rosa que sostienes en tu mano, esa flor que me nació darte un día y te sorprendió, ahí en el bosquejo imaginario de la ilusión, sopla un viento suave que mece las puntas de los árboles y se oye el sonido más maravilloso del mundo, el de tu voz repitiendo mi nombre, se siente un calor templado que no se sabe si proviene del ambiente o del fondo de mi corazón.
Todo eso se quedó en la pintura, pero es solo lo que siempre ha sido, una ventana a la fantasía.
Con la última pincelada al empedrado, concluyo la más preciada de mis obras.
Tú te hayas al final del camino, es el momento en el que me quede atrás y volteaste para apresurarme con la mirada, como ame ese momento, como te amo a ti, como ciento hasta envidia de tu corazón, ya que por siempre te pertenece y tú no puedes vivir sin él.
Así quisiera ser yo.
Mi vida, no tengo idea de cómo vivo sin ti, si tan solo pudiera alcanzarte, sacarte de mis sueños.
Sería tan feliz. Me han dicho que deje de mirar este cuadro maldito, saben tan bien como yo que es mi perdición y mi locura.
El tiempo es una ilusión y pronto me perdí en ella, tal vez pasaron años hasta el día en que decidí marcharme.
Me bañe y me puse presentable, suspire y sin más entre al cuadro para seguirte por aquel camino empedrado de alguna noche entre mis sueños.